09.05.2020
- VirusInfosphere es el título del primero de los tres seminarios web internacionales sobre «Información y comunicación en los tiempos de Covid-19» promovidos y organizados por NetOne en colaboración con el Centro di ricerca Sophia Global Studies para mayo y junio de 2020.
¿Cómo ha respondido el periodismo -público y privado- a esta crisis? ¿Ha moderado el tono escandaloso y espectacularizado? ¿Trabajar a distancia, con menos control sobre el terreno, ha perjudicado la calidad de los reportajes? ¿Hay más atención a la verdad, más confianza en la era de las noticias falsas? Ante cuestiones complejas, ¿hay un enfoque más dialogante en el ejercicio de la profesión?
El seminario web del 9 de mayo buscó responder estas preguntas, junto a periodistas y profesores, desde diferentes puntos de vista geográficos y culturales.
En tiempos de crisis, hay una mayor necesidad de información de calidad, según el moderador
Michele Zanzucchi, convencido de que «después del cierre sabremos gestionar mejor nuestro mundo de la información y la comunicación, habiendo redescubierto el sentido y la importancia de la comunicación real y física, y la conciencia de las grandes posibilidades y límites de lo digital».
Para Riccardo Barlaam, corresponsal en Estados Unidos de Il Sole 24 Ore, el modo y estilo de comunicación del presidente Donald Trump, acostumbrado a Twitter mucho más que a las clásicas ruedas de prensa matutinas, ya había cambiado radicalmente el trabajo. Las afirmaciones sin fundamento sobre la crisis sanitaria implican el reto de informar con rigor, profundizando en todos los aspectos de una noticia.
Desde Chile, el periodista y profesor universitario Alberto Barlocci constata «una mayor búsqueda del bien y de la verdad y una difusión irresponsable de noticias falsas, incluso deliberada». Por otra parte, la actual construcción de opciones sobre la base de datos e información inadecuados es también una consecuencia de la difusión de grandes «fake news» establecidas durante décadas sobre la base de líneas de pensamiento poco fundamentadas, que han «desmantelado la capacidad de producir ideas sobre la base de un pensamiento riguroso». Un ejemplo es la teoría de un mercado «absolutamente capaz de resolver todas las crisis sin necesidad de intervención externa»: esta crisis «el mercado no podrá resolverla sin la intervención multimodal de los poderes públicos». «El reto para nosotros en los medios de comunicación es construir un pensamiento epistemológicamente serio».
Un «periodismo dialógico» es lo que propugna el profesor húngaro Pal Toth, docente del Instituto Universitario Sophia. Es una forma de generar información especialmente necesaria en escenarios críticos y contextos muy polarizados o complejos, que requiere escuchar y comprender a todas las partes implicadas en los hechos y el diálogo entre los profesionales de la información como método de búsqueda de la verdad. «El homo sapiens no es un agente individual. Antropológicamente, la acción humana requiere una triangulación: enfrentarse al mundo y dialogar con los demás, colaborar». La crisis de la cultura actual proviene de actuar en solitario. «Debemos aprender a trabajar juntos de nuevo» cuando se abordan temas como la migración, el calentamiento global o Covid, «triangulando» con la realidad y entre ellos. Toth informa brevemente sobre tres estimulantes iniciativas promovidas por NetOne, sobre las narrativas de la guerra y la migración y sobre la comprensión de las diferencias culturales entre Europa Occidental y Oriental. En cuanto a los medios de comunicación social, donde son frecuentes las «burbujas de interpretación», el reto es ayudar a gestionar la diversidad y la aceptación de los demás. Hay ejemplos alentadores, como la columna «Alemania habla» del periódico Die Zeit, que se centra en la comprensión de la alteridad.
La española Ana Moreno describe el ejercicio del periodismo televisivo en su país en este momento inédito. Un elemento común es la falta de preparación general para trabajar desde casa, con menos oportunidades de control. En los informativos de televisión «ha prevalecido el sentido de la responsabilidad» y, sobre todo en los medios regionales, un compromiso de servicio público con «un enfoque positivo y social». «Se dedicó más espacio que nunca a las buenas noticias». Moderado, en los grandes grupos mediáticos, el sensacionalismo y el espectáculo. y, en general, dedicado. El gobierno respondió a la crisis sanitaria con un control de la información «cercano a la censura», que provocó protestas populares en Internet.
Desde la República Democrática del Congo, Emmanuel Badibanga se hace eco de ella, atestiguando que incluso allí prevalecen la conciencia y la voluntad de servicio público, y de educar además de informar, a pesar de las precarias condiciones de trabajo del encierro y del difícil contexto sociopolítico y económico.
Incluso la radio tuvo que adaptarse a las noticias. Radio Vaticana ha «revolucionado la programación«, con una doble emisión diaria: «In prima linea – vivere con la fede al tempo del Coronavirus». Fabio Colagrande constata un aumento del interés de los oyentes por la emisora, que ven en el Papa Francisco «un punto de referencia no sólo religioso», en tiempos de emergencia y cierres. «A través de los medios sociales, hemos podido interceptar la necesidad de información, capaz de crear comunidad, generar confianza y dar esperanza» como alternativa a la información fríamente estadística, alarmista o sensacionalista. «Algunos nos dijeron: ‘los escucho porque hay una lectura constructiva de ustedes, abierta al futuro'». La imposibilidad del trabajo de campo impulsó la investigación en la web y dejó tiempo para el estudio y la reflexión, pero un servicio de calidad sólo fue posible gracias al «capital humano del conocimiento directo acumulado durante décadas de trabajo». «No informar desde la experiencia» experimentada, sino sólo desde el escritorio, «en general es insostenible». Es necesario un periodismo que muestre posiciones alternativas a la bipolaridad forzada de Facebook. Incluso si los medios sociales pueden ser «estimulantes» porque obligan a «una profundización, una claridad y una capacidad de síntesis que quizá no tengamos espontáneamente».
Romé Vital habla desde el contexto asiático, donde culturalmente se adopta una actitud sumisa ante las autoridades, y sólo entonces se las cuestiona. Esto se refleja en la comunicación gubernamental, que «tiende a gestionar y a veces a controlar la información» por razones de orden público. En el caso de Filipinas, en tiempos de Covid existe una «intensa sed de información» entre la población, que ha recurrido a otras fuentes para llenar el vacío informativo dejado por las instituciones. Incluso se vieron comunicadores heroicos en los medios de comunicación independientes. La mayor cadena de televisión fue suprimida por el gobierno, ante la indignación de muchos filipinos, pero siguió emitiendo en línea, produciendo contenidos que fueron retransmitidos por otras cadenas locales.
Desde Argentina, Marita Sagardoyburu, de la radio pública nacional, destacó la importancia de un «diálogo con uno mismo» para mantener la libertad de conciencia, aprendiendo a identificar los márgenes dentro de los cuales moverse, teniendo que seguir las directrices de los superiores, que a veces pueden no ser del todo independientes del poder político.